JOSÉ BENJAMIN TORRES CÓNDOR 

Me llamo José Benjamín Torres Cóndor, nací en la ciudad de Quito en el año 2000. En mi familia somos cinco integrantes, mi padre José, mi madre Irma y, por último, mis dos hermanas; la mayor, Karen, y la que viene después de mí que se llama Esperanza.

Crecí en una familia cristiana y antes que yo naciera mis padres ya formaban parte de un carisma de la iglesia llamado Camino Neocatecumenal. Es así como empieza mi historia. Desde niño fui principalmente criado por mis abuelos, ya que, mis padres ambos trabajaban casi todo el día. Por eso que desde pequeño he buscado la atención y el deseo de ser querido por mis padres, y sin saberlo en esa búsqueda de afecto, me perdía cada vez más. Por esa razón, tuve muchos problemas para socializar porque en primera instancia no aceptaba la historia que Dios me había dado; así, poco a poco me fui llenando de rencor y odio.

La situación se volvió peor cuando entré a la Universidad, porque ahí terminé de perder el horizonte y las gracias que Dios me había dado, me olvidé de tanta palabra y quise sobreponer mi voluntad como definitiva y única existente. Tuve un gran problema con una chica y terminamos rompiendo nuestra relación porque al final no me quiso como yo anhelaba: por eso tuve un tiempo que no quería saber nada ni de nadie y me hundí más profundamente en mis vicios de alcohol, fiestas, etc.

Pero en medio de tantas cosas, Dios me ayudó y me dio una palabra por medio de un hermano del centro vocacional, al cual había empezado a asistir. Este hermano me ayudo a ponerme en las manos de Dios solamente ya que solo con él tendría una esperanza de una nueva vida. Y así fue. Empecé a escuchar no solo a mí y a mis deseos y a dejar que Dios pase y entre en mi vida y haga Su obra.

Sin embargo, lo realmente dichoso vino más tarde cuando mi vida dio un giro radical al entrar al seminario, porque aquí Dios me ha mostrado Su misericordia reconciliándome con mi historia: a pesar que he sufrido mucho en tantas instancias, Dios ha sido el garante del camino nuevo que he empezado a recorrer. Les doy las gracias por todo lo que hacen por nosotros aquí en el seminario y les pido que me mantengan en sus oraciones.